¿Lloverá en Semana Santa?

 Como todos los años, mirando al cielo

    Cada año por estas fechas se suele hacer un pronóstico a largo plazo sobre el tiempo que hará en Fallas y, los más osados, en Semana Santa. 
    Aunque queda mucho aún, tal vez las ganas de preparar las vacaciones, de saber cómo serán las fiestas, por ganar lectores o por cualquier otro motivo, la previsión logra captar la atención. Al respecto, conocida, famosa y esperada es la predicción que AEMET lanza al principio de cada estación en la que indica si será una estación húmeda, seca, cálida o fría, todo ello siguiendo complejos patrones climáticos y modelos matemáticos y probabilísticos.
Procesión sorprendida por la lluvia, Mariano Fortuny, 1868.

    No obstante, en meteorología es muy complicado hacer una predicción fiable a largo plazo. De hecho, cuanto más cercana en el tiempo es más fiable, de manera que pierde fiabilidad a medida que se alarga en el tiempo. Este hecho se acentúa en primavera y otoño, las dos estaciones más variables y difíciles de predecir. Así pues, ahora mismo es muy atrevido decir si va a llover o no.
    Sin embargo, la Historia dice que durante la primavera suelen llevagar frentes atlánticos que barren la península y alguna que otra DANA que se descuelga para afectar la fachada mediterránea. En la memoria más reciente, la primavera de 2022 resultó ser la más lluviosa de toda la serie histórica de la Comunitat Valenciana, superando incluso las torrenciales y tradicionales lluvias de otoño.
    La lluvia ha hecho acto de presencia en numerosas ocasiones de manera que muchas veces la Semana Santa se ha visto afectada. El periódico El Patriota (15-4-1843) destacaba que en Madrid ni la frialdad del tiempo ni los aguaceros impidieron la celebración de los diferentes actos litúrgicos. Eso sí, cuando la procesión llegó a la altura de la plaza de la Armería, la fuerte lluvia hizo acto de presencia y la procesión continuó hasta llegar al lugar en el que la reina contemplaba el desfile. Luego la procesión continuó pero con una marcha más rápida y con un itinerario diferente. 
    Más elementos se vivieron en 1847. La procesión del Viernes Santo no se llevó a cabo por la lluvia, pero también por la nieve y el granizo, que hicieron "intransitables las calles de la capital" y que se unió a la lluvia del día anterior. La misma noticia recordaba la tónica primaveral: "esos temporales tempestuosos que acompañan de ordinario a la semana de Pasión". (El Español, 4-4-1827).
    A punto estuvieron en 1855 de no procesionar por las calles de Jaén. La gran cantidad de lluvia en la mañana del Jueves Santo amenazaba con dejar en casa a los cofrades y sus imágenes. Sin embargo, el tiempo mejoró y pudieron celebrarse todas las actividades previstas. (Diario de Córdoba, 11-4-1855).
    La lista es de procesiones suspendidas, que se mojaron a mitad camino o que tuvieron algún elemento meteorológico destacable para ser publicado es larga. Es lo que tienen las fiestas celebradas en la calle. Como siempre que llueve, y así consta en las noticias, unos se perjudicaban y los agricultores se beneficiaban. Este año no será una excepción. Así pues, como cada año, mirando al cielo. 


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